En la última década la Junta Central Electoral ha dado pasos agigantados en el proceso de modernización de sus estructuras y sistemas, eficientizando considerablemente el servicio a los ciudadanos y organizando procesos comiciales cada vez más transparentes.
En los procesos recién transcurridos todos los medios de comunicación y los sectores económicos y sociales han expresado su satisfacción por el buen desempeño de la Institución. En igual sentido se han pronunciado las agencias internacionales y órganos electorales similares a la Junta Central Electoral, en otros países.
Fruto de esos avances, el sistema de transmisión y cómputo de la Junta Central Electoral, ha sido utilizado en países como El Salvador y Guatemala, y es ponderado por la Organización de Estados Americanos (OEA), y una importante cantidad de países latinoamericanos, como el mejor modelo de los procesos de votación no automatizados del área, es decir, de los que no utiliza la tecnología del voto electrónico.
Estos avances incuestionables han sido el resultado y el esfuerzo de todos los hombres y mujeres que forman parte de la Junta Central Electoral, y muy en especial, de su equipo técnico. En la Junta Central Electoral existe una estructura funcional que garantiza que los procesos competitivos se realicen con libertad, que sean diáfanos y transparentes.
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